Tomando unos mezcales en Jaleaca de Catalán, un bello pueblo del Filo Mayor, en la sierra alta guerrerense. Durante el ya desvanecido auge del cultivo de la amapola, este equipo hacía un documental sobre el tráfico de heroína. En esta región, el gobierno no gobierna y la gente buena tiene que defenderse, marcharse o morir.
Al entrar a la taquería, el sábado por la noche, la gente me miró con inquietud. El atavío no fue decisión propia sino resultado del frío en la cabeza, el ojo todavía delicado y, bueno, pandemia. Pero creo que se imaginaron que este Sith Lord iba a sacar su espada láser doble para relevarlos de sus pertenencias. "¡Ya se la saben!"